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Monastir
La localidad tunecina de Monastir es una encrucijada de tres culturas —árabe, bereber y europea, producto de su pasado como protectorado francés—, así como un lugar que combina su condición de ciudad santa y universitaria con los atractivos propios de un destino de playa. Allí abre sus puertas el hotel en Monastir de Iberostar, una opción inmejorable para disfrutar de esta población mediterránea sin prisas.
Situada en un escarpado cabo al sur del golfo de Hammamet, 17 km al sureste de Susa (o Sousse) y a 162 km de la ciudad de Túnez, Monastir se halla a escasa distancia del Aeropuerto Internacional Monastir-Habib Bourguiba, en Skanès, lo que la ha ayudado a consolidarse como uno de los rincones más visitados de las costas del Magreb.
La zona turística de Monastir se extiende hacia Skanès y La Dkhila al norte, y al sur, por la gobernación de Mahdia. Allí conviven las actividades tradicionales, como la extracción de sal en las salinas cercanas, la pesca o el cultivo del olivo, con un sinfín de propuestas de cultura y ocio que harán de tus vacaciones en Túnez una vivencia irrepetible.
Aunque las playas de Monastir son el principal reclamo de esta población, el municipio también reúne infinidad rincones, edificios y monumentos que merecen la atención del viajero.
Como ocurre con otras localidades tunecinas, uno de sus rasgos más característicos es la presencia de un ribat, una fortaleza o kashba que se eleva en el corazón de la ciudad, cuya función en el pasado era proteger las rutas comerciales. El ribat de Monastir, de 4.200 m2, es el más antiguo del Magreb, ya que data del año 796.
Junto a esta fortificación, se alza la Gran Mezquita, del siglo IX y ampliado en tiempos de la dinastía Ziri (972-1152). Admira las bóvedas de crucería que embellecen su sala de oración y entra en su galería porticada de arcos apuntados. No obstante, el elemento más característico es su hermosa cúpula dorada.
Otro recinto para el culto que conviene conocer es la mezquita de Burguiba. Erigida en 1963 por Tayyeb Buzguenda, su estructura se inspira claramente en la mezquita de Hammuda Pachá de la ciudad de Túnez. Su sala de oración, que puede acoger hasta 1.000 personas, posee 86 columnas en mármol rosa. Tampoco hay que pasar por alto sus 19 puertas de teca, labradas de manera artesanal.
Al norte del ribat, se halla el cementerio de Sidi el-Mezeri. Su interior da cabida al mausoleo de Habib Burguiba, donde descansan los restos de toda familia de Habib Burguiba, el líder nacionalista que se convirtió en el primer presidente de Túnez y que estuvo al frente del país durante tres décadas. El lugar es relativamente nuevo, ya que el mandatario, que también está enterrado ahí, falleció en el año 2000.
Dedica también un tiempo a la tumba del Soldado Desconocido, un sencillo monumento emplazado en la calle de Tunis, justo donde arranca la avenida que conduce al mausoleo de Habib Burguiba. Allí se rinde tributo a los combatientes tunecinos que murieron luchando por independencia del país. El conjunto está coronado por una sobria cúpula blanca.
En cuanto a los museos de Monastir, te animamos a acercarte al Museo del Traje Tradicional, situado frente a la entrada de la mezquita de Burguida. Sus salas muestran la indumentaria tradicional de todo Túnez, así como una nutrida colección de vestidos de novia y de joyería. A su vez, en la calle de Trabelsia se encuentra el Musée du Mouvement National o Museo del Movimiento Nacional, dedicado a la historia de la lucha del país por su independencia.
Unos 15 km al sureste de Monastir, se despliega Lamta, que conserva los vestigios de la antigua colonia romana de Leptis Minor. Después de la caída de Cartago, este enclave pasó a ser una ciudad libre.
Una excursión desde Monastir que goza de gran aceptación es la que lleva hasta la población de Moknine, famosa por sus talleres de cerámica y por la mezquita de Sidi Babana.
Y un reclamo que no podíamos olvidarnos en el tintero: a apenas 60 km, se localiza el anfiteatro El Djem o coliseo de Thysdrus. Esta imponente joya romana, levantada en el año 238 d.C. por el procónsul Gordiano, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979 y recibe anualmente a más de medio millón de visitantes.
Sea cual sea el momento del año en el que tendrá lugar tu viaje a Túnez, las playas de Monastir son de visita obligada. Situadas en las inmediaciones de Skanès, son el principal complejo turístico de esta localidad. Además de ser muy extensas y estar bien cuidadas, también están excelentemente comunicadas, ya que se puede acceder a ellas en tren o en taxi. No solo es un espacio ideal para el baño o para tomar el sol, sino que brinda la posibilidad de practicar deportes acuáticos, como la vela, el windsurf o el kitesurf.
De todos modos, esta no es la única opción para descargar adrenalina: en las proximidades del ribat te espera un moderno puerto deportivo o marina, perfecto para los deportes náuticos. Allí podrás alquilar una embarcación o vela o motor con la que recorrer el litoral a tu aire. Asimismo, la zona cuenta con numerosos bares y restaurantes en los que degustar la exquisita gastronomía de Túnez. Aprovecha tus vacaciones en Monastir para saborear la salade tunisienne, una ensalada con productos de la huerta y algún pescado o marisco; el brick, una irresistible pasta de hojaldre rellena de huevo, y el indefectible cuscús.
¿Te apetece relajarte? En ese caso, te recomendamos pasear por la plaza del Gouvernorat, ubicada entre el paseo marítimo (o Route de la Corniche) y la medina. Allí te aguarda un centro de artesanía ideal para hacer tus compras en Monastir antes de volver a casa. No muy lejos, también hay un teatro y el Palacio de Congresos de Monastir.
Por otro lado, quienes busquen aún más tranquilidad pueden hacer una escapada a Khniss, un municipio situado 5 km al sur de Monastir y con todos los servicios, pero menos concurrido que otros lugares de la costa tunecina.
Desde tu hotel de Monastir, todas estas propuestas estarán al alcance de tu mano. Reserva tu habitación y ven a disfrutarlas.
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