Fecha de publicación 17/07/2017
Frutas exóticas Caribe fresco: las frutas exóticas que tienes que probar
El Caribe es una fiesta para los sentidos, desde la vista con ese mar azul turquesa al oído (salsa, bachata, cumbia… La lista es interminable). En la mesa del sabor, las frutas son las invitadas de honor. Algunas, como el mango, la papaya o el aguacate, son visitantes habituales a este lado del Atlántico, pero no son las únicas. ¿Has oído hablar del mamey o la guama? ¿O de la pitahaya o el zapote? Hazles hueco, las querrás en tu mesa.
Mamey
Te fijarás en esta fruta por su brillante color rosado, pero la recordarás por su sabor, a medio camino entre el mango y el boniato. El mamey crece en todo el Caribe, pero es muy popular en Cuba, donde se sirve, sobre todo, en bebidas como batido o smoothies. Pero la mejor forma de tomar el mamey es en zumo: si lo encuentras (no se prodiga mucho), no lo dejes escapar. Y si vas a hacer una visita, tampoco dejes escapar la gran variedad de hoteles en Cuba que ofrece Iberostar.
Guanábana
Vista sin pelar, la guanábana es un poco intimidante: verde y dura, con una corteza gruesa con pinchos. Una vez cortada, sin embargo, es como ninguna otra fruta que hayas probado: agridulce y cremosa, no hace falta ni partirla en pedazos. Su zumo es naturalmente tan espeso que parece un batido, y solo está a unos cubitos de hielo y un chorro de tequila de convertirse en una margarita.
Zapote
¿Has probado alguna vez una fruta que sepa a chocolate? No, no estamos hablando de un sustituto vegano, sino del zapote negro, una fruta autóctona de México que los aztecas ya disfrutaban. Créenos: la fruta, de forma natural, sabe a crema de chocolate. ¿Suena demasiado bueno para ser verdad? Haz la prueba, pruébala en uno de los hoteles en México que ofrece Iberostar.
Pitahaya
La pitahaya, también llamada 'Dragon fruit' es una fruta viajera: autóctona de México, se ha expandido por todo Centroamérica, Sudamérica y Asia. De brillante color rosa por fuera, y blanca o rosa con lunares por dentro, la pitahaya tiene un aspecto llamativo y curioso. Se suele servir en smoothies, a menudo con plátano, pero también está deliciosa sola.
Guayaba
Si alguna vez has probado el zumo de guayaba, esto te sorprenderá: el sabor natural de esta fruta es bastante ácido. Pero en forma de helado, mermelada o sorbete es deliciosa. En Cuba, donde es muy apreciada, la mejor forma de comerla es en un 'pastelito', un dulce típico hecho con pasta de guayaba (tipo membrillo) y queso crema. En Brasil, el postre más popular es el Romeo y Julieta, en el que la mermelada de guayaba se unta en queso de Minas. ¿Quieres aprovechar tus vacaciones en Brasil para probar esta deliciosa fruta? No te quedes con las ganas y reserva en el hotel 5 estrellas en Praia do Forte.
Carambolo
Nativa del sudeste asiático, el carambolo ha encontrado en el Caribe su casa adoptiva. En algunos de los países que la cultivan, como Costa Rica, se la llama “Star fruit”, y basta cortarla para ver por qué: las rodajas quedan en forma de estrella. Muy decorativa, la verás como adorno (comestible) para cócteles en bares por toda la región.
Lulo
Nada más probar el lulo te vendrá una palabra a la mente: verano. Con su sabor cítrico, a medio camino entre el ruibarbo y la lima, esta fruta anaranjada y brillante es un refrescante natural. De origen andino, se ha adaptado muy bien al clima caribeño y se la puede encontrar por toda la costa, de México a Panamá. La “lulada”, zumo de lulo muy frío con hielo, es fantástico para los días de mucho calor.
Guama
Si ves una guama en su entorno natural, colgando del árbol, nunca pensarías que es una fruta. Con su aspecto alargado y verde brillante, parece más un pariente caribeño de la judía que un posible postre. Sin embargo, lo es: la carne de la guama es dulce y carnosa, y puede comerse sola (tras pelar la piel verde, claro).
Rambután
¿Te gusta el lichi? Entonces no dejes de probar el rambután, su primo-hermano. Autóctono del sur de México, en especial del estado de Chiapas, y de toda Centroamérica, en temporada (entre abril y septiembre) se puede comprar en casi cualquier esquina. Que no te asuste su aspecto, rojizo con largas espinas blandas: quítale la piel con la mano, como si fuese una mandarina, y come la piel como si fuese una manzana. Así de fácil.